RECREAR LO CREADO - ARTE -José Luis Camacho
Todo proceso creativo conlleva a una reflexión permanente y continua por parte del artista.
Frente a un lienzo, el artista debe de perder todo contacto con la realidad, solo así será capaz de confeccionar una imagen nueva algo artificioso e incluso inexistente, que más tarde a los ojos del artista y nada ajeno a los ojos del espectador quien tiene la última palabra, volverá a ser reinventada adquiriendo una nueva identidad.
Con dicha acción, una composición puede alcanzar un estatus superior, adquiriendo mayor seña que la propia realidad en la que se basó la representación - idea preconcebida.
El propio historiador Ernst H. Gombrich en su libro de "Historia del Arte" se plantea lo siguiente: "Todos nosotros, cuando vemos un cuadro, nos ponemos a recordar mil cosas que influyen sobre nuestros gustos y aversiones. En tanto esos recuerdos nos ayudan a gozar de lo que vemos, no tenemos que preocuparnos. Únicamente cuando un recuerdo es molesto nos condiciona" 1
Por ello, todo artista es consciente de la capacidad de manipular una imagen y sacar el máximo rendimiento posible a sus propias ideas. Empleando todos los recursos necesarios a su alcance; para llegar a mover y transmitir al espectador reacciones provenientes que emanan desde su interior.
Las obras que se muestran en la exposición, son elaboradas a partir del desgarro de los objetos cotidianos que tenemos en nuestro entorno para poder volverlos a reinventar; regenerándolos, y volviéndose a mostrar de otra forma diferente, adquirida después de pasar por la manipulación intelectual del artista para darles una nueva simbología. Con ello el objeto dentro del cuadro toma un grado de espiritualidad que es el pilar de todo pensamiento artístico.
De esta forma la finalidad del arte no es una mera decoración, sino la búsqueda de un espacio encerrado en nuestro interior.
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1. Ernst H Gombrich "Historia del Arte" Alianza Editorial. Madrid 1992. ( pg.3 )
Todo proceso creativo conlleva a una reflexión permanente y continua por parte del artista.
Frente a un lienzo, el artista debe de perder todo contacto con la realidad, solo así será capaz de confeccionar una imagen nueva algo artificioso e incluso inexistente, que más tarde a los ojos del artista y nada ajeno a los ojos del espectador quien tiene la última palabra, volverá a ser reinventada adquiriendo una nueva identidad.
Con dicha acción, una composición puede alcanzar un estatus superior, adquiriendo mayor seña que la propia realidad en la que se basó la representación - idea preconcebida.
El propio historiador Ernst H. Gombrich en su libro de "Historia del Arte" se plantea lo siguiente: "Todos nosotros, cuando vemos un cuadro, nos ponemos a recordar mil cosas que influyen sobre nuestros gustos y aversiones. En tanto esos recuerdos nos ayudan a gozar de lo que vemos, no tenemos que preocuparnos. Únicamente cuando un recuerdo es molesto nos condiciona" 1
Por ello, todo artista es consciente de la capacidad de manipular una imagen y sacar el máximo rendimiento posible a sus propias ideas. Empleando todos los recursos necesarios a su alcance; para llegar a mover y transmitir al espectador reacciones provenientes que emanan desde su interior.
Las obras que se muestran en la exposición, son elaboradas a partir del desgarro de los objetos cotidianos que tenemos en nuestro entorno para poder volverlos a reinventar; regenerándolos, y volviéndose a mostrar de otra forma diferente, adquirida después de pasar por la manipulación intelectual del artista para darles una nueva simbología. Con ello el objeto dentro del cuadro toma un grado de espiritualidad que es el pilar de todo pensamiento artístico.
De esta forma la finalidad del arte no es una mera decoración, sino la búsqueda de un espacio encerrado en nuestro interior.
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1. Ernst H Gombrich "Historia del Arte" Alianza Editorial. Madrid 1992. ( pg.3 )